Instrúyeme, Señor en tus leyes (Sal 118)

martes, 29 de septiembre de 2020

COMIENZA EL PLAZO DE INSCRIPCIÓN A LAS CATEQUESIS PARA LA PRIMERA COMUNIÓN


  • Las inscripciones del primer año se realizarán los próximos días 30 septiembre, 1, 7 y 8 octubre, de 18:00h-19:00h. La catequesis de este año se efectuará garantizando las condiciones de seguridad marcadas por las instituciones sanitarias.
  • Todas las formaciones catequéticas durante este presente curso, se realizará siguiendo tres miradas:
    • Una catequesis presencial, en pequeños grupos donde se favorecerá las actividades al aire libre.
    • Centrada en la participación de la Eucaristía Dominical.
    • Apoyada en la familia.
  • En cuanto a las familias de los niños que comenzaron su proceso catequético, comunicaros que estamos adaptando los grupos, en breve os comunicaremos la fecha del comienzo de las catequesis y mientras os animamos a que en casa vayáis completando el libro de ejercicios.

Agracemos vuestra comprensión.

Aquí puedes descargar la inscripción

martes, 8 de septiembre de 2020

Los capellanes de la Ermita de Belén

            La ermita a diferencias de otras, y aun teniendo una vivienda propia, nunca tuvo un capellán residente. Pues las rentas provenientes del “Olivar de la Virgen”, el terreno circundante a la ermita, eran insuficientes para mantenerlo. Esta situación explica que los capellanes fuesen, a veces, religiosos o presbíteros seculares que tenían otro cargo en una parroquia. Conocemos el nombre de algunos capellanes religiosos como Fr. Francisco Ruiz, religioso de San Pablo Ermitaño (1604), Fr. Miguel Sánchez, carmelita calzado del convento de Murcia (1718), Fr. Juan Gómez Pellicer, carmelita calzado del convento de Murcia (1801-1811), Fr. Juan Fernández, franciscano observante de San Francisco de Murcia (1816-1822) Sin duda tuvo que haber otros muchos en tan dilatado tiempo, pues consta que era muy frecuente que las ermitas del campo de la Diócesis de Cartagena fuesen atendidas por religiosos.

También se tiene referencias a varios presbíteros seculares que fueron sus capellanes. Dada su situación geográfica, la ermita fue atendida, por sacerdotes residentes en El Palmar, Alcantarilla, Javalí Nuevo, Alhama de Murcia, Librilla y Sangonera la Seca.

Destacamos a D. Alejandro García Marco, natural de Murcia, al ordenarse de subdiácono el 21 de septiembre de 1719 presentó como título para ordenarse la obligación de los vecinos de la ermita de Belén, de la 2ª primicia hasta 60 ducados, para decir misa los días festivos. Fue capellán desde el año 1721, año de su ordenación sacerdotal, hasta 1723 en que fue nombrado teniente de cura de San Miguel Arcángel de Murcia.

Gracias a la inscripción del 4 de octubre de 1781, que recuerda la bendición de la vecina Ermita de Torre de Clemente, actualmente conocida como Torre Visedo, sabemos que entre los presbíteros presentes se encontraba como capellán de Belén a D. Juan Basques, posiblemente D. Juan Vázquez García, natural de Alcantarilla.

Existen referencias de D. Antonio José Marín Hernández, que en 1863, siendo vecino del Javalí Nuevo y capellán de las ermitas de Belén y Visiedopidió ser admitido a sínodo por estar para finar las licencias que se me dieron para confesar hombres y mujeres, predicar el Santo Evangelio y celebrar el Santo Sacrificio de la Misa”.

A partir de 1919, con la creación de la rectoría del Sagrado Corazón de Jesús, conocida popularmente como “Ermita Roca”, se encargan de la ermita de Belén los curas rectores de ella. A finales de 1947, D. Ildefonso Carrillo, rector del Corazón de Jesús, debido a su avanzada edad deja de celebrar misa en la ermita. Entonces un grupo de feligreses se dirige al Obispo de Cartagena solicitando un nuevo capellán. El Obispo responde dando las licencias oportunas a los padres franciscanos del convento de La Merced de Murcia, señalando que sea “sin perjuicio de los derechos parroquiales”; esta licencia tendría que renovarse anualmente.

En estos años, según el Libro Antiguo de Mayordomos, vemos cómo el culto era atendido eventualmente por otros sacerdotes: así aparece la visita de 1951 y 1953 de unos misioneros, y en este último año también encontramos al Sr. Cura del Campo de la Aviación. A partir de 1954 los rectores del Sagrado Corazón volverán a atender la ermita. El 23 de enero de 1969, el Obispo de Cartagena D. Miguel Roca en la Visita Pastoral que realiza a la rectoría también hace la inspección oportuna. Será a partir de la década de 1980 cuando los párrocos de Librilla comiencen a tener una presencia más activa, hasta encargarse totalmente de la capellanía de la ermita.

sábado, 5 de septiembre de 2020

Sobre la Ermita de Belén

No se conoce la fecha de la creación de la ermita, en números documentos se habla de “tiempos inmemoriales”. Es de suponer que, desde los comienzos de la ermita, el culto en ella consistía fundamentalmente en la misa de los domingos y en la celebración de sus dos fiestas anuales: Nuestra Señora de Marzo (Encarnación) y Ntra. Señora de Septiembre (Belén), que nos habla la lápida de letra gótica caligráfica, propia de los siglos XIV-XV.

Ocasionalmente también se celebraba alguna velación de los esposos; primero contraían matrimonio en una parroquia y luego recibían una bendición especial (velación) en otro lugar. Así pasó con Alonso de la Ballesta y Melchora Ximénez, casados en Alhama en 1604; o el matrimonio de Celemente Barnés y Ana Hurtado celebrado en La Raya en 1653.

Los capellanes administraban el Viático y la Extremaunción a los enfermos, aunque no siempre les era posible por la lejanía de la ermita del lugar de residencia de los mismos. En 1824, el francisano Fr. Juan Fernández, informa al Cabildo de que en su tiempo como capellán se compraron las cosas necesarias para que los enfermos pudieran recibir el Viatico.

Con el tiempo se implantó la fiesta del Viernes de Dolores y que junto a la del 8 de septiembre, ambas al menos desde 1881, gozaban de novena, misa y sermón, como así lo registra el Libro Antiguo de los Mayordomos. Más tarde comenzó a procesionar la imagen de la Virgen de los Dolores en Viernes Santo; además se adquirió un Cristo yacente para que también participara en este día.

Para fomentar el culto y la devoción a la Virgen de Belén, al menos de finales del siglo XIX, los mayordomos se encargaron de editar estampas con su imagen. En el Libro Antiguo de los Mayordomos se incluye entre sus gastos; y casi todos los años, la impresión de litografías. Así entre 1883 y 1900 se hacen aproximadamente 8.000 estampas y entre este año y 1918 se reimprimen unas 9.000.  En 1918 se gasta en retratar a la Virgen 20 ptas. y en hacer un cliché para las estampas 15 ptas. Entre 1918 y 1926 se imprimen 7.400. En 1927 se vuelve a retratar a la Virgen y entre este año y 1934 se editan otras 7.600 estampas. A partir de 1939 se hacen casi todos los años entre 1.000 y 2.000 estampas. En 1942 se retrata la imagen nueva de la Virgen y se hace un cliché de la misma y lo mismo se repite en 1969.

En el Libro Antiguo de los Mayordomos también se recoge cada año, en el capítulo de los ingresos de la ermita, además del producto del olivar circundante a la ermita, las limosnas de los vecinos (principalmente consistente en donativos de trigo y cebada que recogen los mayordomos por las casas), el dinero de los cepillos de la ermita, las promesas que se hacen a la Virgen, las rifas de pollos, pavos, corderos y cerdos donados por los feligreses, las limosnas en dinero y lo recaudado en la bolsa, especialmente el día de la fiesta de la Virgen.