Instrúyeme, Señor en tus leyes (Sal 118)

miércoles, 5 de diciembre de 2012

¿Quién espera a quien?

Llega el tiempo de la espera y la esperanza, de las búsquedas y los silencios. El tiempo de mirar alrededor y descubrir que Dios sigue viniendo.Siempre. Por caminos insospechados. A nuestras vidas. Ahora.

Nosotros a Dios

“Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y plazas, buscando al amor de mi alma” (Ct 3, 2)

Sí, señor, te esperamos. Con esperanza, con impaciencia, con inquietud e ilusión. Porque seguimos necesitando adivinar en qué rincones te escondes, cuándo te cruzas con nosotros, en qué palabras nos hablas con ternura o con urgencia. Te esperamos porque a veces la vida se nos viene encima, y vivimos acelerados, agobiados, inseguros o sordos. Anhelamos que te hagas más presente, que tu evangelio sea, al fin, buena noticia para tantos…
Soñamos que te hagas, una vez más, amigo, maestro, señor en nuestras vidas. Te esperamos porque tantas veces te intuimos y otras tantas te nos escapas. Enséñanos a no desesperar, a preguntar dónde estás, a seguirte buscando, siempre.

¿Soy consciente de comenzar un tiempo de espera?
¿Cómo busco a Dios en mi vida?

Dios a nosotros

“Estaba durmiendo, mi corazón en vela, cuando oigo a mi amado que me llama” (Ct 5,2)

Pero tú también nos esperas, y nos llamas. En ocasiones es más difícil darse cuenta de esto. Que tú no fuerzas ni te impones, pero cuentas conmigo. No me arrebatas ni me exiges que viva a tu ritmo, pero sabes que mi corazón latirá de verdad si se acompasa a tu manera de amar. Esperas que me atreva a dar pasos. Que me arriesgue a apostar por ti y por mi prójimo. No te cansas de mis plantones ni mis rodeos, de mis reservas ni mis dudas. No desesperas, pese a mis traiciones. Confías en mí más que yo mismo. Quiero ponerme en marcha, otra vez… Sólo enséñame a dónde.

¿Soy consciente de que Dios espera mucho de mí?
¿Soy consciente de cómo Dios ve lo mejor de mi, muchas veces más que yo mismo?

(Fuente: pastoralsj.org)

No hay comentarios:

Publicar un comentario