En este año, como así lo recuerda la inscripción sobre su antigua puerta, se cumple el Centenario del Cementerio de Sangonera la Seca (1922-2022). Aprovechando esta importante ocasión, nos gustaría presentar a dos de los ideólogos de este proyecto.
Nacido en Alhama de Murcia en
1868, fue ordenado sacerdote en 1891. Fue el Cura Rector del Sagrado Corazón de
Jesús, conocida popularmente como “Ermita Roca”, entre 1919-1935, convirtiéndose
así en el primer sacerdote residente, pues anteriormente acudían atenderla
desde El Palmar a celebrar los sacramentos. En 1919 recibe el legado
testamentario de D. Gabriel Roca, por el que la ermita definitivamente deja de
ser particular. Durante los 16 años que estuvo al frente de la emergente
parroquia fundó las Congregaciones del Corazón de Jesús e Hijas de María y
adquirió la casa rectoral.
Unos de los problemas con los que
se encontró fue que sus feligreses para recibir sepultura tenían que
desplazarse hasta el Cementerio de El Palmar o buscar otro emplazamiento, por
supuesto también lejano. Hay que recordar que en aquellos momentos eran muy
pocos los coches fúnebres y, por lo tanto, el desplazamiento con el féretro se
tenía que realizar a pie.
Por ello vio conveniente que Sangonera la Seca también tuviese su propio cementerio. Tramitó los permisos en el obispado para la construcción, recibiendo para ello la licencia del Vicario General el 14 de marzo de 1922. La aprobación del primer reglamento y el permiso para que él mismo realizará la bendición fue por parte de D. Vicente Alonso y Salgado, Obispo de Cartagena, el 11 de septiembre de dicho año, y lo denominó Cementerio Parroquial Sagrado Corazón de Jesús, al igual que la rectoría a la que pertenecía. Por último, los permisos gubernamentales fueron concedidos el 5 de marzo de 1923. Y suponemos que los primeros enterramientos vendrían ya en 1924, tal y como lo atestiguan las lápidas más antiguas conservadas.
Tras la Guerra Civil, este
sacerdote, ya anciano y enfermo, durante un tiempo recibió el encargo de ser
Capellán de las monjas Clarisas de Mula, hasta que se retiró a su pueblo de
Alhama, donde falleció en 1955.
D. Antonio Mayol Romero
Nacido en Sangonera la Seca en 1860, de oficio labrador, era conocido popularmente como el “Tío Lolo” y vivía en las inmediaciones de la Ermita Roca. Estuvo casado con María Navarro Guirao (1862-1952) y tuvieron por hijos a María, Ventura, Josefa y Pedro.
Fue el principal contribuyente en
el proyecto del nuevo cementerio. Con la donación de un bancal de dos tahúllas de
almendros, en la zona conocida como el “Aljibe de Moñino”, propició la
posibilidad de que este proyecto tuviera un espacio físico.
Pronto se sumaron otras
donaciones y limosnas, que permitieron levantar un muro de 2 metros y colocar
una puerta de hierro. Se organizó el terreno, como era costumbre en la aquella
época, por medio de un proyecto del arquitecto Sr. Rodríguez.
La familia de Antonio Mayol, tras su muerte en 1934 y, por supuesto, con su sepultura en el Cementerio Parroquial, siguió muy vinculada a la vida religiosa de la pedanía, como es el caso de su hijo Ventura Mayol Romero Navarro (1888-1975), hombre de carácter afable y de trato muy cercano, que llegó a ser alcalde pedáneo y realizó un papel muy importante tras la Guerra Civil, preocupándose de que hubiera trabajo en el pueblo y aliviando así la situación de muchas familias y consiguiendo, asimismo, con mucho esfuerzo, la recuperación de la Ermita del Roca. También actuó como medianero para la adquisición de la primera ampliación el Cementerio en 1945, y al constituirse la Junta Administrativa del Cementerio en 1955 desempeñó el papel de vicepresidente.