Instrúyeme, Señor en tus leyes (Sal 118)

jueves, 19 de septiembre de 2024

COMIENZA EL PLAZO DE INSCRIPCIÓN A LAS CATEQUESIS PARA LA PRIMERA COMUNIÓN


Las inscripciones del primer año se realizarán los próximos días 1, 2 y 3 de octubre, de 17:30h-19:00h.

Todas las formaciones catequéticas durante este presente curso, se realizará siguiendo tres miradas:

  • ·         Una catequesis presencial, donde se favorecerá las actividades al aire libre.
  • ·         Centrada en la participación de la Eucaristía Dominical.
  • ·         Apoyada en la familia.

 Puedes descargar aquí la ficha de: INSCRIPCIÓN

El curso lo comenzaremos el domingo 6 octubre, en la misa de 12:00h.


miércoles, 14 de agosto de 2024

El sacerdote D. Ildefonso Carrillo Cáscales

 D. Ildefonso nació en Alcantarilla el día 24 de septiembre 1869, siendo hijo de Juan Carrillo Jiménez y de Josefa Cáscales Cáscales. Fue bautizado al día siguiente en la parroquia de San Pedro Apóstol de Alcantarilla y se le puso el nombre de Alfonso, como su abuelo paterno. En 1879, en esa parroquia también recibió el futuro sacerdote la confirmación de manos de D. Diego Mariano Alguacil, Obispo de Cartagena y, a partir de ese momento, tomó el nombre de Ildefonso.


En 1883, cuando contaba con 14 años ingresó en el Seminario Conciliar de San Fulgencio, en la modalidad de seminarista externo, cursando ese año 1.º de Latín. En 1892, justo en el mismo día en el que cumplía 23 años, fue ordenado sacerdote en la capilla del Convento de Verónicas (Murcia) por D. Tomás Bryan y Livermore, Obispo de Cartagena. Esta celebración, fue prácticamente dos meses antes de la inauguración de la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús, que D. Gabriel Roca había mandado edificar en su hacienda, y que será el germen de la Parroquia de Sangonera la Seca.

Su ministerio sacerdotal, principalmente, lo desempeñó como coadjutor, es decir sacerdote que colabora con otro sacerdote que desempeña la misión de párroco. Así, D. Ildefonso fue a lo largo de los años, coadjutor de la Parroquia de Santa María del Salvador de Chinchilla (1892-1893), de San Juan Bautista de Murcia (1893-1894), de Ntra. Sra. de la Asunción de Fuensanta (1894-1900), de Ntra. Sra. de la Asunción de Molina de Segura (1900-1909), de la Purísima Concepción de Albacete (1900-1909), de Santa Marina en Alpera (1913).

 


El destino que más tiempo estuvo fue el de coadjutor de San Miguel Arcángel de Mula (1913-1931). Además, durante el curso pastoral de 1916-1917, fue a la vez el cura encargado de la Parroquia de La Purísima de Yéchar. Posiblemente estos años fueron de los más importante para la vida de D. Ildefonso, pues acompañó la formación sacerdotal de su sobrino D. Juan Carrillo Ortuño, hijo de su hermano Rodrigo, al que él mismo bautizó en 1901. D. Juan, en 1926, ya como sacerdote, celebró su Primera Misa Solemne en la Parroquia de San Pedro Apóstol de Alcantarilla, siendo D. Ildefonso padrino de honor en este destacado acto.

Ya en 1931, vuelve a Alcantarilla achacado por problemas de salud, principalmente derivados por su edad, y comenzó a servir en la Parroquia de San Pedro Apóstol como coadjutor hasta su fallecimiento en 1955. Cabe señalar que, durante el curso 1934-1935, estuvo al frente de dicha parroquia como sacerdote ecónomo. Más tarde, durante la Guerra Civil, tuvo que vivir la terrible experiencia de la persecución religiosa, en la que fue testigo del saqueo de los templos y en la que numerosos cristianos dieron su vida por fidelidad a la fe cristiana. Entre ellos grandes amigos suyos, como aquellos párrocos con los que convivió en San Miguel de Mula: D. Juan Antonio Tudela Mulero, que fue el párroco de ella entre 1913-1920; y D. Patricio Aliaga Rubio, párroco también, entre 1920-1936; ambos, actualmente en proceso de beatificación.

 Entre 1941 al 1953 se le encargó la Rectoría del Sagrado Corazón de Jesús de Sangonera la Seca, erigida en 1908 en la ermita de D. Gabriel Roca, en la que hizo una importante labor para recomponer la feligresía y el patrimonio de la Rectoría, después de los daños causados durante la Guerra Civil. Fue muy minucioso en el archivo; y llevó a cabo el proyecto para que este templo tuviera un campanario, colocando una gran campana en 1948.

 


También fue capellán de la Ermita de Belén, hasta que en 1947 tuvo que dejar de asistirla, debido a su avanzada edad. En 1945, en esta ermita bendijo la imagen de la Virgen de los Dolores, y como Rector de Sangonera la Seca tramitó los permisos para la bendición de la Virgen de la Encarnación en 1948, acto que al final realizaría el Capellán de la Fábrica de la Pólvora, que en esos años celebraba misa en la vecina ermita de Torreguil. Hay que recordar que estas dos bonitas imágenes son obra del escultor Gregorio Molera.

Durante los duros años de la posguerra realizó una gran labor conciliadora, llegando a interceder por presos políticos, haciendo todo lo posible para que recuperarán la libertad y volviesen con sus familias. Además, los mayores lo recuerdan por su carácter afable, y que, a pesar de su edad avanzada, siempre estaba muy disponible. También quedó en la memoria ver cómo se desplazaba en una humilde tartana.

 

Falleció en Alcantarilla el día 19 de agosto de 1955, a los 86 años, y se celebraron sus exequias en la Parroquia de San Pedro, siendo sepultado en el Cementerio de Alcantarilla. El Gobierno le llegó a conceder la Medalla al Mérito del Trabajo, en la que reconocía que había estado trabajando 62 años, aunque esta condecoración llegó unos meses más tarde a su fallecimiento.

martes, 2 de julio de 2024

TESTIMONIO DE LA PEREGRINACIÓN A LOURDES 2024

Hoy es día 2 de Julio de 2024. Ya hace unos días que volvimos de la peregrinación a Lourdes y la verdad es que no tengo claro si yo me quedé en Lourdes o Lourdes se vino conmigo.

Este año ha sido mi segundo año peregrinado, no diría que mejor que el primero, pero sí diferente, y no podría haberse mejorado de ninguna manera. En esta ocasión fui acompañado de mi tía, mi abuela y mi padrino; y compartir esta experiencia con ellos ha sido definitivamente algo mágico, fortaleces vínculos y vuelves cargado de historias que contar. Llevaba todo el año esperando que llegase el momento de montarnos en ese autobús y zarpar hacia aquel maravilloso lugar en el que los problemas desaparecen y, efectivamente, vas a "amar, dar y servir" porque olvidarse es algo imposible. Tanto es así, que las primeras palabras que les dije a mis padres en cuanto los vi, después de casi una semana sin verlos y a más de mil kilómetros, fueron: "El año que viene no hay opción a que yo no vuelva a Lourdes, Dios mediante".

Allí no solo encuentras a la Virgen en la Gruta, sino que ves a Dios en el rostro de cada una de las personas, sin importar si son hospitalarios, enfermos o peregrinos; pues todos llevamos en el uniforme una sonrisa plena y se respira un ambiente completamente familiar, conozcas o no a quien tienes al lado.

El mayor milagro que tiene lugar en Lourdes es que nosotros podamos ir a ayudar a los enfermos y animarlos, pues ese es el fin último del ser humano y para lo que ha sido creado: amar y ser amado.


Sin extenderme más, esta experiencia se resume en una sola palabra: inefable.


José Ramón López Cerón, 19 años.