D. Ildefonso nació en
Alcantarilla el día 24 de septiembre 1869, siendo hijo de Juan Carrillo Jiménez
y de Josefa Cáscales Cáscales. Fue bautizado al día siguiente en la parroquia
de San Pedro Apóstol de Alcantarilla y se le puso el nombre de Alfonso, como su
abuelo paterno. En 1879, en esa parroquia también recibió el futuro sacerdote la
confirmación de manos de D. Diego Mariano Alguacil, Obispo de Cartagena y, a
partir de ese momento, tomó el nombre de Ildefonso.
En 1883, cuando contaba con 14
años ingresó en el Seminario Conciliar de San Fulgencio, en la modalidad de
seminarista externo, cursando ese año 1.º de Latín. En 1892, justo en el mismo
día en el que cumplía 23 años, fue ordenado sacerdote en la capilla del
Convento de Verónicas (Murcia) por D. Tomás Bryan y Livermore, Obispo de
Cartagena. Esta celebración, fue prácticamente dos meses antes de la
inauguración de la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús, que D. Gabriel Roca
había mandado edificar en su hacienda, y que será el germen de la Parroquia de
Sangonera la Seca.
Su ministerio sacerdotal,
principalmente, lo desempeñó como coadjutor, es decir sacerdote que colabora
con otro sacerdote que desempeña la misión de párroco. Así, D. Ildefonso fue a
lo largo de los años, coadjutor de la Parroquia de Santa María del Salvador de
Chinchilla (1892-1893), de San Juan Bautista de Murcia (1893-1894), de Ntra.
Sra. de la Asunción de Fuensanta (1894-1900), de Ntra. Sra. de la Asunción de
Molina de Segura (1900-1909), de la Purísima Concepción de Albacete
(1900-1909), de Santa Marina en Alpera (1913).
El destino que más tiempo estuvo
fue el de coadjutor de San Miguel Arcángel de Mula (1913-1931). Además, durante
el curso pastoral de 1916-1917, fue a la vez el cura encargado de la Parroquia
de La Purísima de Yéchar. Posiblemente estos años fueron de los más importante para
la vida de D. Ildefonso, pues acompañó la formación sacerdotal de su sobrino D.
Juan Carrillo Ortuño, hijo de su hermano Rodrigo, al que él mismo bautizó en
1901. D. Juan, en 1926, ya como sacerdote, celebró su Primera Misa Solemne en
la Parroquia de San Pedro Apóstol de Alcantarilla, siendo D. Ildefonso padrino
de honor en este destacado acto.
Ya en 1931, vuelve a Alcantarilla
achacado por problemas de salud, principalmente derivados por su edad, y comenzó
a servir en la Parroquia de San Pedro Apóstol como coadjutor hasta su fallecimiento
en 1955. Cabe señalar que, durante el curso 1934-1935, estuvo al frente de dicha
parroquia como sacerdote ecónomo. Más tarde, durante la Guerra Civil, tuvo que
vivir la terrible experiencia de la persecución religiosa, en la que fue
testigo del saqueo de los templos y en la que numerosos cristianos dieron su
vida por fidelidad a la fe cristiana. Entre ellos grandes amigos suyos, como
aquellos párrocos con los que convivió en San Miguel de Mula: D. Juan Antonio
Tudela Mulero, que fue el párroco de ella entre 1913-1920; y D. Patricio Aliaga
Rubio, párroco también, entre 1920-1936; ambos, actualmente en proceso de
beatificación.
Entre 1941 al 1953 se le encargó la
Rectoría del Sagrado Corazón de Jesús de Sangonera la Seca, erigida en 1908 en
la ermita de D. Gabriel Roca, en la que hizo una importante labor para
recomponer la feligresía y el patrimonio de la Rectoría, después de los daños
causados durante la Guerra Civil. Fue muy minucioso en el archivo; y llevó a
cabo el proyecto para que este templo tuviera un campanario, colocando una gran
campana en 1948.
También fue capellán de la Ermita
de Belén, hasta que en 1947 tuvo que dejar de asistirla, debido a su avanzada
edad. En 1945, en esta ermita bendijo la imagen de la Virgen de los Dolores, y
como Rector de Sangonera la Seca tramitó los permisos para la bendición de la
Virgen de la Encarnación en 1948, acto que al final realizaría el Capellán de
la Fábrica de la Pólvora, que en esos años celebraba misa en la vecina ermita
de Torreguil. Hay que recordar que estas dos bonitas imágenes son obra del
escultor Gregorio Molera.
Durante los duros años de la
posguerra realizó una gran labor conciliadora, llegando a interceder por presos
políticos, haciendo todo lo posible para que recuperarán la libertad y
volviesen con sus familias. Además, los mayores lo recuerdan por su carácter afable,
y que, a pesar de su edad avanzada, siempre estaba muy disponible. También
quedó en la memoria ver cómo se desplazaba en una humilde tartana.
Falleció en Alcantarilla el día
19 de agosto de 1955, a los 86 años, y se celebraron sus exequias en la Parroquia
de San Pedro, siendo sepultado en el Cementerio de Alcantarilla. El Gobierno le
llegó a conceder la Medalla al Mérito del Trabajo, en la que reconocía que había estado trabajando 62 años, aunque
esta condecoración llegó unos meses más tarde a su fallecimiento.