Instrúyeme, Señor en tus leyes (Sal 118)

sábado, 18 de abril de 2020

Testimonio vocacional del P. Francisco op


Esta mañana nos hemos sorprendido con la noticia del fallecimiento en Madrid, del P. Francisco Pujante Pellicer, religioso dominico. Pedimos al Señor Resucitado por su eterno descanso y para que conforte a su familia. Compartimos su testimonio vocacional que nos remitió en el año 2015 con motivo de una vigila vocacional celebrada en nuestra parroquia.



Dios lo que quiere lo hace…

Hola mi nombre es Francisco, desde pequeño he vivido en Sangonera. Aquí comencé mis estudios, conocí a mis primeros amigos y jugué en estas calles. Mi familia siempre ha vivido los valores cristianos, mi abuela, una mujer de profunda fe, nos enseñó a rezar. Como los demás niños me bauticé, hice la primera comunión y confirmación. Dios siempre estuvo presente en el ambiente familiar. En la realidad que fui creciendo me surgieron preguntas sobre la vida, el bien, el amor y la felicidad, las cuales me llenaban de inquietud y crearon en mí un deseo de búsqueda. Así nació, con el deseo, el camino que me conduciría hasta Jesús.

Esta etapa de búsqueda se caracterizó por conversaciones continuadas con mi tía Sor Antonia María, monja dominica de clausura. Mis visitas al monasterio y encuentros esporádicos en casa de mi abuela, me revelaron el profundo sentido de la alegría y servicio con los que vivía en vida consagrada. Ella insistía que buscará a Dios desde la vocación, a la cual yo me resistía. Fueron muchas las excusas que puse para no reconocer que eso estaba calando en mi corazón. Dejé pasar el tiempo y continué el camino por otra senda. Conocí una chica y comencé una relación a la cual le veía futuro, nos queríamos y entendíamos, pero algo seguía resonando dentro de mí. Por una invitación asistí a una pascua rural que organizaban los frailes en Jaén. La experiencia comunitaria, la vivencia de la fe y el testimonio de los jóvenes, hicieron detonar en mí aquello que desde siempre me acompañó. Fue como si se abriera una gran luz, de pronto me inundó la felicidad y pude ver donde tenía que ir. Las preguntas parecían aclararse ante Jesús. Este encuentro fue rotundo para decidirme a dar el paso. Abandoné los demás proyectos, me puse en manos de Dios e inicié mi etapa de formación entrando en la Orden de Predicadores.

En este nuevo camino, la vocación, se clarificó a través de la vida comunitaria, el estudio, la predicación y la compasión; que son los carismas con los que Santo Domingo de Guzmán fundó la Orden de Predicadores. Ordenado sacerdote y en servicio a la Iglesia, siento una plena realización de mi vida personal y cristiana. Doy gracias a Dios por todos los beneficios que desde su bondad he recibido en mi vida: mis padres, mi tía, los frailes y todas las personas que me han acompañado. Quisiera que esto no fuera sólo un testimonio de mi vocación sino, que fuera también una exhortación a los jóvenes, que se animaran a ser generosos, a escuchar la voz de Dios y seguirle. Este es un camino de felicidad, porque estoy convencido de que Dios lo que quiere los hace.
Un saludo a todos vosotros, mi comunidad de origen, con mi oración y bendición.

P. Francisco op